Faltan pocos días para que se cumplan los cinco años desde aquel 15 de octubre de 1999 en que la comunidad de ocho carmelitas ?entre ellas dos españolas?, acudiera a la llamada del santo Padre para constituir un Carmelo dentro del Vaticano. Hoy, festividad de la santa carmelitana Teresa del Niño Jesús las monjas han querido despedirse y dar el relevo a la nueva comunidad, esta vez será la Orden Benedictina.
Vaticano, Roma, 7:30 de la mañana. En el monasterio ?Mater Ecclesiae? da comienzo la celebración de la Eucaristía dedicada hoy a la memoria de Santa Teresa del Niño Jesús, una santa carmelita. Preside el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado para los Asuntos Generales, y concelebran 15 sacerdotes.
En la minúscula capilla de este monasterio dentro de los muros vaticanos se ha congregado casi todo el personal de la Secretaría de Estado, al otro lado de la reja cantan y celebran la misa ocho carmelitas de distintas nacionalidades que durante cinco años han respondido a una singular misión. ?Nuestra venida a este monasterio ?explica la priora, la Madre Maria de la Trinidad, una monja italiana venida del Carmelo de Roma? es una llamada dentro de otra llamada. Cada comunidad tiene un carisma y aquí llevamos el empeño por vivir la unidad en la diversidad, basada en nuestro carisma, pero sobre todo en el Evangelio?.
Después de cinco años de permanencia en el Monasterio, las carmelitas dejan el Vaticano y vuelven a sus conventos de distintos puntos geográficos: Roma, Cracovia, Tierra Santa, Asher? y España. La hermana María Virtudes de la Asunción volverá al Carmelo que la recibió en la Orden, en Santiago de Compostela, Galicia. La hermana Matilde del Corazón de María entró en el Carmelo del Cerro de los Ángeles, que se conoce como el corazón de Madrid, sin saber que, tiempo después, formaría parte de otra comunidad, esta vez en el Corazón de la Iglesia, el Vaticano.
?Durante este tiempo ?se refería monseñor Sandri en la homilía? habéis sido un ejemplo de vida consagrada. Un testimonio de alegría y gozo. Ahora que dejáis este monasterio podéis llevar el mismo deseo de la Santa de Lisieux, ser en el corazón de la Iglesia, el amor?.
?Parecía oportuno ?escribe el Papa Juan Pablo II en el Decreto de erección del monasterio? que también en la Ciudad del Vaticano, junto al Sucesor de Pedro, haya una específica expresión de la vida plenamente consagrada a la contemplación y a la penitencia totalmente separada del mundo. Por lo tanto, respondiendo a un íntimo y antiguo deseo, he querido construir junto a la tumba del Principe de los Apóstoles una Comunidad monástica que, con el fundamental contribución de la oración y el testimonio alegre de la ferviente caridad, participen de la cotidiana premura del Papa por toda la Iglesia?. La firma del mismo puño del Santo Padre es del 25 de marzo de 1994.
La vida regular en este monasterio comenzó con un grupo de ocho clarisas, provenientes de los monasterios de Asís, Ruanda, Croacia, Nicaragua y Roma. ?El Santo Padre al diseñar este monasterio ?sigue explicando la Madre María de la Trinidad? no lo ha querido legar a ninguna orden religiosa concreta, ha querido que sea un símbolo de toda la vida contemplativa, y además un signo de la riqueza de los carismas que ha dado el Espíritu a la Iglesia. Por esto ha dispuesto que cada cinco años cambie la comunidad monacal de distintas comunidades religiosas?
?Damos gracias por la bondad y la amistad que hemos recibido ?reconocían las carmelitas al despedirse?, y pedimos al Señor por todo lo que ha obrado en estos años permaneciendo unidos en la oración?.
La Orden que reemplazará a las Carmelitas es la rama femenina de San Benito. El pasado 16 de julio las carmelitas recibieron la visita de la hermana Sofía y otra benedictina que estarán al frente de la nueva comunidad. El monasterio estará listo a mediados de octubre para acoger a las ocho benedictinas después que se hayan desarrollado algunas modificaciones en el coro, imprescindibles para los rezos de la nueva comunidad.