Estaba esperando que Sebas diga eso! Que en ningún momento se dice que el Amo es Dios. Pero es que en ninguna parábola se dice.
Por supuesto que no lo define , pero lo acerca. Si no a cuento de qué Jesús inventa las parábolas? En todas ellas está prefigurado Dios, como Padre, como Amo del mundo, como Señor, como Rey, como Dueño...Las parábolas me quieren decir un algo..ojo que por acá puede ser que sea así, ojo que por allá no es. Mientras tanto me dirán algo más de Dios y de Jesús.
Un beso, Andrea
Cuando vengas Señor en tu gloria, que podamos acudir a tu encuentro
Lo que decís, Andrea, es muy cierto. El contexto de la parábola que estamos analizando nos indica que esta ocurre dentro de un largo discurso de Jesús a sus discípulos. De alguna manera se evoca la venida futura del “Hijo del hombre” y nos recomienda velar y estar preparados. Varias parábolas lo recomiendan. Y la nuestra, que está unida a la anterior por: “Velad pues, porque no sabeis ni el día ni la hora”, viene en apoyo de esta recomendación. De este modo, se da a leer en la perspectiva de la venida anunciada del “Hijo del hombre”.
Y si confiamos en estas indicaciones, es posible comparar al amo que parte, y que “viene después de largo tiempo”, con Jesús que va a dejar a sus discípulos y “el Hijo del hombre” que va a venir. Los discípulos pueden compararse con los siervos a los que el amo entrega todos sus bienes para el tiempo de la ausencia. Así, Mateo nos ofrece un marco para la interpretación.
Podríamos ir animándonos, cierto que algunos ya comenzaron, a ver el relato que estuvimos analizando como una parábola. Algo había anticipado al comienzo del análisis, este segundo momento en la lectura, confiando en que, después de detenernos en analizar la parábola como si fuera un relato, íbamos a encontrar elementos significativos al considerarla como lo que es, una parábola.
Pues bien, veamos si es tan así.
Un abrazo
Seba, extraordinario...Un lujo...En cualquier momento veo de meterme y arruinar todo esto tan impecable... Por el momento, me quedó esta frase tuya dando vuelta:
"La fidelidad se inventa en la separación"...
Es una frase que venías desarrollando y que luego seguiste haciendo Pero "inventa" me parece una palabra tan "dura"...
No quería sacarte de tus tiempos o ¿ya estabas por meterte en eso de
"Es también como ..."?
Inventa, crea, construye, genera... no se. Qué querés decir con que la palabra te resulta "dura"? Evidentemente duro es para el tercer siervo.
Sacame por favor de "mis" tiempos así nos metemos en los de la narración que son más fecundos.
Un abrazo
Hace tiempo que no conecto con ETF. Al recibir el último boletín he entrado en sus foros llamándome poderosamente la atención el dedicado por Sebastián a la parábola de los talentos. Después de leerme todo el desarrollo me tomo la libertad de enviar mis reflexiones.
Sebastián es como el amo de la parábola según el tercer siervo “un hombre duro, que cosecha donde no siembra y recoge donde no esparce”. En efecto no ha sembrado la parábola sino Cristo, no la ha esparcido por cuanto se ha ceñido al texto, sin embargo, su “dureza” ha cosechado perspectivas e irisaciones del texto de la parábola hasta ahora inéditas, según los expertos “foristas”. Ignoro cual es la palabra en griego que se traduce por “duro”, yo calificaría al amo como esforzado que no se da tregua en el cumplimiento de su deber y en lo que tiene que hacer. Esa energía, esa vitalidad del amo es la que increpa al tercer siervo recordándole su haraganería lo que le haría pensar: “Como sé que al invertir el talento me va a obligar a trabajar porque si no, lo voy a perder, lo mejor que hago es enterrarlo y cuando venga se lo doy y en paz”.
No creo que el amo fuera un explotador todo lo contrario, confía y espera de sus siervos; por eso “les encomienda la hacienda” para que trabajen cada uno la “parcela” que pueda trabajar en función de “sus capacidades” entregándoles la cantidad apropiada para que no se vieran agobiados al disponer de las finanzas necesarias. Un talento no es calderilla; era una cantidad muy importante. Si bien era la quinta parte o la mitad del primero y segundo siervo, respectivamente.
Tengo hecho un modesto ensayo, inédito, sobre la Economía del Evangelio en el que aparece el texto que, sobre esta parábola, hace años escribí, para referirme a la desigualdad y que viene bien al respecto. He de confesar que es una parábola que me impactó en mi juventud, tanto que en mis años de profesor, y como padre, prediqué la pedagogía del esfuerzo.
“Hace falta preguntarse ¿Por qué se acumulan los bienes en manos de unos pocos? ¿Cómo se distribuyen esos bienes? ¿Qué han hecho unos y otros para estar en esa distribución?
La respuesta está en la parábola de los talentos descrita en Mateo 25, 14-30; los siervos que han recibido cinco y dos talentos, respectivamente, los duplicaron y el que había recibido uno, lo enterró, y es acusado por el señor de ser siervo malo y holgazán(...)debías, (al menos), haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos, porque al que tiene, le será dado, y tendrá más y al que no tiene, aún lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes (el subrayado es mío). Mi exégesis es simple; lo que Cristo destaca de la parábola que ocasiona el castigo del señor, es la holgazanería, la negligencia, el no haber hecho absolutamente nada por acrecentar el talento recibido, la falta de diligencia del siervo haragán y desconfiado.”
La lectura de la exégesis del Sebastián, (bravo por ella), me ha inspirado la siguiente reflexión:
La ausencia del amo es como la mayoría de edad de los siervos. Es de suponer que el amo los habría adiestrado convenientemente, para poderles encomendar la hacienda y apliquen lo que han debido aprender. No solo los enseña sino que le facilita los medios suficientes al trabajo encomendado
Es una situación extrapolable a la familia. Los hijos, después de recibir la preparación conveniente de sus padres y el sistema educativo, se les encomienda la hacienda que han de cultivar y desarrollar. Lo que ocurra después, guarda relación directa con su esfuerzo personal. Es más que probable que el haragán le eche la culpa a cualquiera menos a él de su propia situación.
Esta parábola es un recurso pedagógico a múltiples situaciones. Hay que felicitar a Sebastián por haberla expuesto y destilado.
Que Dios os guarde. MR.
Hola Manuel!
Decís muy bien cuando te referís a que la parábola como recurso pedagógico se puede aplicar a múltiples situaciones. Ese es un rasgo muy importante de la parábola. De alguna manera, si se ha conservado, es porque ha podido ser leída y oída por otros además de aquellos para los que fue dicha o escrita en los orígenes. Fijate que tal como está disponible en el texto evangélico, es propuesta al lector, y no solamente a aquellos en los que podía pensar el redactor del evangelio de Mateo. Es más, te diría que la parábola misma es un talento confiado, sin consigna, a cada uno “según su capacidad”. Y veo que tu has sacado buen rédito.
La parábola quiere ser oída por entero, con todos sus detalles. Pero con todos sus detalles tal como están relacionados entre sí por las estructuras del relato. Hay que resistir a la impresión o al deseo de conocer el sentido de algunos elementos, que estarían diseminados en el texto y que permitirían descifrar el resto. Digo, si uno dice: las relaciones entre el amo y los siervos representan las relaciones entre Dios o Cristo y los hombres, no tenemos aquí más que un marco de interpretación. Y este marco puede servir, con la condición de no olvidar que es imposible leer todo lo que el amo hace o dice como si fuese Dios o Cristo quien lo hiciera o lo dijera.
Ese “es como” quiere decir: “No es eso, sino que es como si”. Es un llamado a interpretar, dejándose a la vez provocar y engañar por ese “como”. Digamos que la historia narrada no ha de ser transpuesta en otra, como si narrara con palabras encubiertas la historia de nuestras relaciones con Dios. Todo el relato debe ser referido a otra cosa que no lo reproduce pero que, sin describirlo, permite entreverlo.
En ese sentido, la parábola es única e irremplazable. La haría inútil o la reduciría a un artificio considerarla como una manera indirecta de decir “lo mismo”. La realidad es que nunca se podrá prescindir de ellas o superarlas. La parábola permanece con lo desconocido señalado por el “como” que ella usa. Este “como” fecunda la interpretación, la mantiene abierta y la condena si alguna vez se creyera definitiva. El relato permite a la imaginación orientarse hacia lo que él apunta, manteniéndolo fuera de su alcance. Y puesto que no es figurable, nunca se acaba de refigurarlo en otras parábolas. Toda parábola reclama otra, que relanza el movimiento hacia su más allá y permite decir y oír algo del mismo, sin hallar jamás la última palabra.
No es casual que los evangelios ofrezcan colecciones de parábolas.
Un abrazo
Hola a todos sinceros buscadores: S.Juan termina su Evangelio afirmando: ...si se escribiese todo, no habria el lugar ... y en otro lugar dice evangelista, que vendran tiempos, que se os revela todo... y dice TASTATIVAMENTE Jesus mismo:"Busquen y hallaran!" ....................Si quieren saber la referencia con completa, exhaustiva explicacion de todas las PARABOLAS, como tambien de muchos lugares en la biblia que parecen contradictorios,(y que con la exegesis "tierra-tierra" nos dividimos en cca 20.000 grupos(!!!?!)), si perseveran en el foro, un dia la tendran, si Dios nos lo permite.