De Betania. com
tomada de la Homilia del 4º Domingo de Cuaresma
QUIERO VER, SEÑOR, PERO CONTIGO
Tócame, Señor, porque sabes que soy débil barro
y, con tu mano, en un poco más de barro
pon sobre mis ojos algo que despierte mi ceguera.
¡Son tantas cosas las que no veo con claridad!
Confundo, la verdad, con mis propias verdades
tu voluntad con mis oportunos caprichos.
Quiero ver, Señor, pero con tus ojos.
Que no me conforme con lo puramente externo
con aquello que, siendo bueno,
me dice que Tú no puedes darme la luz que necesito
con aquello que, siendo luminoso,
no llega a clarificar mi conciencia ni mi destino.
¿Me ayudarás, Señor, a ver como Tú y contigo?
Que contemple las maravillas del mundo
pero que lo haga con ojos agradecidos hacia el cielo
Porque, en cuántos momentos,
llego a pensar que todo lo que me rodea y siento
es obra exclusiva de la invención del hombre
¿Me ayudarás, Señor, a superar la ceguera espiritual?
¿Me curarás cuando mis ojos ya no lloren por los demás?
¿Limpiarás mis miradas cuando sean egoístas y vacías?
¿Enseñarás a mis ojos el resplandor de tu rostro, Señor?
QUIERO VER, SEÑOR, PERO CONTIGO
Que, en el horizonte, sepa descubrirte como lo más importante
Que no me falle, hoy ni nunca, el telescopio de la fe
Ese telescopio que sabe llegar donde el ojo humano no alcanza
Esa fe que es lente perfecta para sentirte y vivirte
y para reconocerte como lo que eres: ¡El Señor!
Ayúdame, Señor, a creer en Ti, a esperar en Ti
sin condiciones, pruebas ni exigencias.
Ayúdame, Señor, a verte por encima de toda apariencia
más allá de aquello que, mi ceguera espiritual,
me invita a engañarme diciéndome que no existes.
Amén.