Por ahí resulte medio tirada de los pelos la pregunta pero...
Qué explicación se da para que la condena de Jesús sea a Cruz y no a lapidación, siendo como era, por blasfemia?
"Hay una ley y según esa ley debe morir"... debe morir lapidado. (Lev 24,13-16, hay otros textos, pero este es el más claro)
Pilato no encuentra motivo de condenación... bajo la ley romana, y "se lava las manos".
Pero al final se aplica el motivo de muerte de la ley judía y la forma de muerte de la ley romana.
Con Esteban no pasó lo mismo. Es cuestión de tiempo?
No, no es una cuestión tirada de los pelos. Si hubieran podido lo hubieran lapidado, pero Roma cuidaba bastante que en esos territorios díscolos no se aplicara otra ley que la romana, que no utiliza la lapidación.
El caso de Esteban se produce en medio de una situación política confusa, con una virtual acefalía, y toma la forma de un linchamiento popular.
Los historiadores suelen ubicar la lapidación de Esteban cuando Pilatos ha partido a Roma (año 36, ya no volverá) para dar cuenta de los desórdenes en su territorio. Son los comienzos de las revueltas que terminarán en la destrucción del templo. La situación era convulsa, se habían precipitado acontecimientos que 8 o 10 años antes, cuando la muerte de Jesús (+- 28), no estaban aun visibles.
De todos modos, todo eso es para elaborar, porque el dato cronológico de la lapidación de Esteban no es 100% seguro, y se produce lo que suele ocurrir: un círculo. Se piensa que fue un linchamiento, y se encuentra que la mejor situación para ubicarlo es la ausencia de Pilatos, así que seguramente no fue un proceso regular sino un linchamiento
Hechos 7,57-59 permite entender tanto la idea de un proceso en regla (se habla de testigos) como de un linchamiento popular, aunque parece que lo más probable históricamente es esto último. Según señala muy atinadamente la nota de Biblia de Jerusalén (y es doctrina común de los interpretes), la idea de un proceso en regla posiblemente es una construcción (un constructo!) de Lucas para poner ante el lector en paralelo la muerte de Esteban y la de Jesús.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
Entiendo, pero el proceso de Jesús fue regular como mi abuela. Sobre todo, para tanto esmero en que sólo tuviera vigencia la ley romana.
¿Y las otras lapidaciones que "mandaba la ley de Moisés"? Pienso en la escena de Jesús enfrentado con la adúltera, pero también a José proyectando abadonar en secreto a María - la Biblia de Jerusalén anota: "en vez del divorcio público, que en teoría suponía la lapidación de la mujer infiel (Deu 22), pero que en aquel tiempo ya no se practicaba, decide abandonarla privadamente, lo que constituía el procedimiento normal."
Yo, efectivamente, tenía entendido (vagamente) que en aquel tiempo las lapidaciones (y en general las penas de muerte dictadas por la ley mosaica) no se aplicaban, porque ya entonces chocaban a la sensibilidad de la gente.
Recién ahora se me ocurre que, además de eso, estaba el tema de la ley civil, la sujeción a los romanos, que les prohibía aplicar la pena de muerte... ¿Habrá que suponer que las dos cosas (sensibilidad humanitaria, y ley romana) eran factores que de hecho inhibian la aplicación de la ley mosaica en ese punto?
En este escrito de Abel http://.www.eltestigofiel.org/lectura/publicaciones.php?idu=290
la ley como tal no es sólo coránica sino bíblica, está bien explícita en el AT (por ejemplo Lv 20,10), aunque sólo en algunos casos se exigía la lapidación; algunos rabinos propugnaban (pero los testimonios que tenemos son posteriores a Jesús) que cuando la Ley no hablaba de apedrear era preferible la muerte por estrangulamiento, percibida como menos bárbara.
la cuestión me queda medio borrosa (quiero decir, que leyendo eso de que la ley "exigía" la lapidación, uno se quedaría con la impresión de que era la práctica usual; y de que, en aquella situación, de no haber aparecido Jesús en escena, la mujer habría sido lapidada).
el proceso de Jesús fue regular como mi abuela
Te soy sincero, no veo por qué considerarlo irregular. Es verdad que carecemos de muchísimos datos, y los que tenemos están siempre en función de exponer una catequesis sobre el tema central: «Jesús no merecía morir, pero murió, por nosotros» (que sería un modo de resumir, muy prosaicamente, el kerigma de los relatos de la pasión).
Ahora bien, más allá de esas imprecisiones (compartidas también por las demás fuentes antiguas referidas a los temas políticos y gubernamentales, y que no se pueden suponer contaminadas por la problemática de la catequesis, como Josefo o Filón), en general nos muestran un proceso jurídico que se desenvolvió en torno a temas que realmente tenían que ver con la prédica y la actuación de Jesús.
Los evangelios insisten en lo de los testigos falsos, por ejemplo, pero me parece que si uno lee el conjunto, los testigos repiten o aluden a cosas que Jesús realmente dijo, más allá de la mala leche con la que pudieran haber sido recibidas e interpretadas.
La asamblea judía que lo juzgó, aunque no podía imponer la pena de muerte, tenía auténtico poder de juicio, y analizaba las cuestiones religiosas que una y otra vez se planteaban en la vida de esa peculiar comunidad. Y el procurador romano hacía lo que podía, cuando mayormente ni siquiera entendía los problemas de esas comunidades (y Pilato parece haber sido especialmente obstuso al respecto)
Hernán, no entiendo lo que planteas.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
Tal como lo pone Juan, primero lo buscan para matarlo y una vez que lo apresan, lo interrogan sin imputarle nada, no hay testigos aunque Él los ofrece, se lo llevan a Pilato. Pilato pregunta de qué lo acusan y no lo dicen, sólo dicen que es un malhechor que merece la muerte. Ya está definido qué pena debe aplicarse pero todavía no se dice qué hizo! Pilato se vuelve y le pregunta si es el rey de los judíos (parece que sacara la pregunta de la galera) y después hace colgar eso como causa.
Pero es cierto, los otros evangelios lo ponen distinto y parece más regular.
Además, tal vez sea una cuestión de sensibilidad anacrónica la que me hizo verlo como irregular, más que nada por la forma de apresarlo.
La intención de los evangelios no es cronística sino catequética; ellos parten de lo que podríamos llamar la «nebulosa jurídica» del proceso, que para el momento en que se escribieron los evangelios era realmente una nebulosa: ¿hubo proceso regular o no, se presentaron testigos, los buscaron específicamente, o no les interesó, eran testigos falsos, qué nivel de responsabilidad tenía el judaísmo en esto, qué nivel de responsabilidad le cupo a Pilato, y en la persona de él al Imperio Romano? Suponiendo que les interesaran estas preguntas, parece que las respuestas fueron muy vagas, y muy condicionadas por la evangelización que se estaba llevando adelante, y sobre todo por ese megaproyecto que llevó a cabo el cristianismo inicial de releer el AT en función de los signos que apuntaban a Jesús.
¿Quién dijo ahí algo de «testigos»? ah, sí «se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia» (Sal 27) o «Se presentaban testigos violentos: me acusaban de cosas que ni sabía» (Sal 35), o bien: «él se humilló y no abrió la boca» (Is 53).
No digo nada que no conozcas, el tema es cómo valora uno esas «citas implícitas» que forman el entramado mismo de los relatos de la Pasión:
-¿La pasión realizó, en un sentido fáctico, lo que estaba preanunciado en el AT, y así es cierto literalmente cita por cita y hecho por hecho?
-¿Se buscaron las citas que ilustraran lo mejor posible lo que ocurrió?
-¿Se contó lo ocurrido en el molde de las citas, que formaban de antemano el entramado de una precomprensión de Jesús?
Casi se me olvidan los signos de interrogación en la última... el inconsciente , porque esa es la que sostengo, y en general esa es la que sostiene la exégesis actual.
La idea de que el AT preanunciara fácticamente lo que iba a ocurrir en la Pasión no se sostiene, a la vista de la cantidad de otros rasgos que rodean a esos mismos salmos que los relatos citan, y que no son tenidos en cuenta. Por ejemplo, un salmo como el 35, donde se habla de los testigos violentos y las acusaciones falsas, se habla también de la venganza contra esos mismos testigos, y se pide a Dios que actúe violentamente contra ellos (lo contrario de la Pasión); sencillamente esas partes no se toman en cuenta en la relectura evangélica. En conjunto, la Pasión está fácticamente tan anunciada como no anunciada, depende de qué partes del AT tomamos...
La idea de que las citas del AT son meramente ilustrativas de una narración crónica, y que por tanto si hubieran ocurrido otras cosas las hubieran ilustrado con otras citas, tampoco es muy sostenible, porque es bien visible cómo cada narrador modificó la secuencia de hechos, o a veces los hechos mismos para que se viera clara la relación con un conjunto de citas meditadas de antemano en dirección a una comprensión de Jesús. Precisamente por ello los relatos no concuerdan, y sin embargo todos son congruentes en la interpretación bíblica y veterotestamentaria que dan a la pasión de Jesús.
Para la deécada del 60, cuando comienzan a ponerse por escrito las narraciones evangélicas (¿y habrán comenzado por la pasión?) hay una Iglesia que tiene 30 años de experiencia de evangelización, ya hay misión al mundo, ya se han topado con el «problema judío», ya ha surgido la pregunta que articulará la reflexión durante varias décadas más: ¿acaso Dios es infiel a la promesa que hizo a Israel? ¿Elige Dios, y luego desecha? En la respuesta a esta pregunta está contenido también el sentimiento de los cristianos de ser la elección final y el verdadero destinatario de las promesas divinas. Por eso escudriñar el AT fue una tarea mucho más grave y más seria que ponerse a observar con detalle los hechos de la pasión.
El relato de Emaús lo cuenta de manera hermosa: es Jesús quien da la clave del AT, y si lo leemos sin él, no lo entendemos. Así que bien podríamos decir que los cuatro evangelios (y en especial los relatos de la Pasión) son el megaproyecto de la Iglesia para comprender el AT en dirección a Jesús, precomprendido él mismo como aquel en quien se realiza de manera definitiva la promesa hecha a Abraham.
Y todo lo que se cuenta se subordina a eso, aunque para ello haya que amasar, moldear y dar nueva forma a los hechos ocurridos. Eso es lo propio de una catequesis. Por ese motivo la nebulosa jurídica siguió siendo nebulosa, y nadie reparó en ello. Cuando hizo falta apologéticamente, en los siglos II y III, ya se estaba muy lejos, y entonces comenzo la relectura apologética del NT, con toda su carga y su insistencia en la literalidad cronística de las narraciones.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)
- El derecho procesal debía estar medio en pañales y aun ahora, que ya no está en pañales, resulta un entramado indigerible para el ciudadano de a pie. Como dice Martín Fierro
La ley es tela de araña,
en mi inorancia lo esplico:
no la tema el hombre rico,
nunca la tema el que mande,
pues la ruempe el vicho grande
y solo enrieda á los chicos.
- Se me ocurre que lo que dice Hernán hace pensar a qué viene el planteo sobre la adúltera y su apedreo si la ley ya estaba en desuso. La imagen que queda es que la presencia de Jesús detiene la aplicación de la pena. Para tender una trampa, tendrían que haber buscado algo más firme. Además, ¿los romanos se hubieran ocupado de aplicar la pena de muerte a una adúltera?
- El pueblo gritando "crucifícale! crucifícale!" no deja de dar la impresión de que, si Pilato no hubiera tenido a Jesús en su poder, habría habido un linchamiento.