Hablando con un ateo acerca de la exigencia Bíblica de dejar la homosexualidad, escribí algo que le mande, sin pensarlo demasiado...:
¿Cómo alguien que no ama a Cristo puede siquiera comenzar a entender la exigencia de una sexualidad puesta en manos de los proyectos de Dios? ¿Cómo un ateo puede comprender la exigencia de dejar la poligamia, la masturbación, la pornografía, si no ama a Cristo? Esas reglas son para nosotros no para ti.
Pero ahora, pensando más, no es que Dios no haya echado su Juicio sobre naciones paganas como Canan... ¿Como conciliar la exigencia Evangelica ante un mundo que no solo es sordo de Dios, sino que parece ya incapacitado para escucharlo? ¿Las exigencias de Jesús son solo para los que lo aman?
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La pregunta es muy difícil, y encontrarás defensores de las dos posturas, tanto de los que buscan mostrar la legitimidad de "legislar" desde la fe para creyentes y no creyentes, como de los que piensan que la fe y sus exigencias son para creyentes.
Las exigencias de la fe son para todos
La base de este pensamiento es doble: filosófico y bíblico.
Filosóficamente, considera que si Dios creó una naturaleza humana, esa naturaleza ya cuenta -inscrita en ella- con la voluntad de Dios (la "Ley natural"). Puede ocurrir que no la descubra, o que en las condiciones de pecado la percepción de la propia razón resulte oscura; la revelación viene entonces a ayudar a la naturaleza a recuperar su luz natural.
Bíblicamente, el juicio de Dios sobre las naciones -que tú mismo mencionas- viene a apoyar la idea de que las naciones (en el sentido bíblico de los pueblos ajenos a la luz de la revelación) tienen sus propias armas para llegar a la voluntad divina, y que si no llegan deben cargar con la culpa. Esto es algo que está bastante presente en el AT, pero curiosamente también en el Nuevo: en Romanos 1 san Pablo hace una lectura abarcadora de cómo la ley divina se le revela a todos, y que si el hombre no la ve y no quiere reconocer a Dios como Dios, se hace acreedor por parte de Dios de una mayor confusión, que lo lleva a una total "inversión de valores", llamando bueno a lo que es malo y malo a lo que es bueno, de donde derivan todas las demás inversiones, incluyendo -Paulus dixit, non ego- a los sexuamente invertidos.
En la tradición teológica esta linea "iusnaturalista" -para decirlo de alguna manera- está muy presente, y a medida que va avanzando el tiempo y la cristiandad se confunde con la civilización -de tal modo que ya no es posible separar la "ciudad de Dios" de la "ciudad del hombre"- resulta más lógica y evidente por sí misma.
Las exigencias de la fe son para los creyentes
Tras el diluvio, Dios bendice a la humanidad nuevamente, y establece una alianza natural, cuya única exigencia es el respeto recíproco de la vida (cuya transgresión da lugar a la justicia del clan, Gn 9,6). Es la base de la "ética natural" del judaísmo, fundamentada en los "mandamientos noáquicos".
Sin embargo, libremente escoge a un pueblo y establece un nuevo nivel de alianza, vinculado a la bendición de todas las naciones (Gn 12,3) pero de una manera misteriosa, que a la altura del inicio de la historia de salvación no es posible aun discernir.
Ese nuevo nivel de alianza se establece en contraposición al conjunto de los pueblos, tiene sus propias exigencias, y señaladamente afirma, una y otra vez, que representa una propiedad personal de Dios entre todos los pueblos (Ex 19,5, entre otros).
Toda la ética bíblica, incluyendo la del Nuevo Testamento, depende de esta elección (múltiplemente ratificada, pero siempre en el horizonte de un pueblo propiedad personal de Dios), por tanto extender sus exigencias a los demás hombres queda viciado de raíz.
Quedaría como única exigencia natural el respeto recíproco de la vida humana, y lo que se derive de manera inmediata y racional de allí, como lo son en la tradición europeo-occidental los derechos humanos.
Esta línea interpretativa está muy presente en la tradición cristiana, sobre todo la antigua, y es la base de la autoconciencia teológica judía. Cuando el iusnaturalismo fue imponiéndose esta otra interpretación quedó arrinconada, y "se la llevó" el protestantismo.
De allí que para algunos en la actualidad esa sea una teología de tipo protestante. Pero no olvidemos que el protestantismo tiene solo 500 años, mientras que la tradición teológica cristiana tiene 4 veces más.
En mi opinión, estoy muchísimo más cerca de la segunda línea que de la primera. Es la que de a poco va tomando de nuevo carrera en el catolicismo, desde el Concilio Vaticano II, al enfatizar la autonomía de la "esfera civil" y rechazar el pensamiento de tipo "nacionalcatólico".
Como puedes ver, hay muchos católicos que no terminan de aceptar esto que ven como un "giro hacia el protestantismo" de la Iglesia posconciliar, cuando en realidad es un giro, es verdad, pero no hacia el protestantismo, sino hacia una línea completamente legítima y bíblicamente bien fundada, incluso mejor que la otra, que, por circunstancias de la historia había quedado arrinconada.
Ahora siendo del todo claro a tu pregunta:
«¿Las exigencias de Jesús son solo para los que lo aman?»
Sí, Dios solo exige a aquellos que lo aman, porque no viene a juzgar sino a salvar, y para asegurarse de que las exigencias no se transformen de nuevo en una ley vacía, primero ama él, luego enseña a amar, y en tercer lugar, cuando ya han ocurrido las otras dos etapas -y solo después de ellas y fundado en ellas-, exige.
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«Busca a Dios, entonces hallarás a Dios y todo lo bueno.» (M. Eckhard)