¡Oh Madre Santísima de Jesús!,
vengo a Ti como a la fuente viva que refrigera,
como a la llama que calienta,
como a la aurora que disipa las tinieblas,
como a la Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos.
¡Oh Madre Admirable!, hay horas,
en que el camino de nuestra vida es duro,
Hay días en los que todo es carga.
Pero Tú, oh Madre Admirable, haces todo más fácil.
No quitas el sacrificio de nuestros caminos,
como Dios tampoco lo quitó del tuyo,
pero facilitas el esfuerzo haciendo que crezca el amor.
El amor te hizo decir en el umbral de tu destino:
«Hágase en mí según tu palabra»
¡Oh María!, que tu ejemplo sea mi fuerza.
Haz que todo sea fácil en mi vida, no suprimiendo toda pena,
sino haciendo que crezca en un amor generoso.
¡Oh Madre dulcísima!, dame un corazón lleno de fortaleza;
y si ves que mi amor se apaga pronto, te suplico,
da a tu hija(o) un poco del tuyo
y repítele la lección del verdadero amor. Amén
leer sobre esta advocación leer o pedir intenciones de oración
El Monasterio de la Trinidad del Monte, Roma fue fundado en el siglo XV por San Francisco de Paula, General de la Orden de los Mínimos. En 1828 se le entregó a las Religiosas del Sagrado Corazón, de acuerdo a los deseos del Papa León XII. La Trinidad del Monte se convirtió en centro de irradiación de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, en santuario mariano y centro educación para la juventud.
En 1844 una joven francesa, Paulina Perdreau, más tarde religiosa del Sagrado Corazón, manifestaba a la Rda. Madre de Coriolis, Superiora de la Trinidad, el deseo de «hacer venir a la Sma. Virgen» pintando su imagen en uno de los muros del claustro. La Rda. Madre dudó porque la joven no conocía el arte de pintura al fresco. Pero al final le concedió el permiso. La joven no cesó de invocar la asistencia de la Virgen María. El resultado fue la pintura que admiramos hoy. Se llamó «La Madonna del Lirio» (el lirio es signo de pureza también relacionado con San José) hasta el 20 de Octubre de 1846, día en que el Papa Pío IX, al visitar el monasterio y viendo la imagen exclamó: «Verdaderamente es Mater Admirabilis», título que ostenta hasta este día.
Los milagros empezaron en Noviembre del mismo año con la curación de Monseñor Blampin, Misionero de la Congregación del Corazón de María. Recobró su voz totalmente perdida. El 20 de Octubre de 1849, el Santuario fue enriquecido con indulgencias y se autorizó el celebrar en esa fecha cada año la fiesta de Mater Admirabilis.
Una de las gracias mas especiales que allí se reciben es un llamamiento a la vida interior. Junto a la Virgen, las palabras de la salutación angélica adquieren toda su plenitud: «Ave, gratia plena, Dominus tecum». Entre los peregrinos a la capilla se encuentran muchos santos, entre ellos, Sta. Magdalena Sofía Barat, fundadora de la Sociedad del Sagrado Corazón; San Juan Bosco, Santa Teresa del Niño Jesús, San Pío X, San Vicente Pallotti y Don Orione. El Papa Pío IX con mucha frecuencia confiaba a Mater Admirabilis los asuntos de su Pontificado.
(información extraída de Corazones.org)