«Sí, ya sabemos que la Ley es buena, con tal que se la tome como ley, teniendo bien presente que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los prevaricadores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreligiosos y profanadores, para los parricidas y matricidas, para los asesinos, adúlteros, homosexuales, traficantes de seres humanos, mentirosos, perjuros y para todo lo que se opone a la sana doctrina, » (1Timoteo 1,8-10)
¡Qué lista!: asesinos, adúlteros, homosexuales... Por supuesto, la Biblia tiene todo el derecho de decir lo que crea mejor, sin pedir permiso a nadie, y mucho menos a mí, siempre que realmente sea la Biblia la que lo dice, y no la ideología que traiga puesta el traductor, y que le haga ver allí lo que no dice.
Esta traducción la estoy tomando de la conocidísima y muy difundida Biblia de Jerusalén, 2ª edición. Curiosamente (no me lo esperaba) cotejé con la más actual Biblia de Jerusalén 4ª edición (2009), pero a pesar de las profundas revisiones a las que se sometió el texto, éste quedó exactamente igual. No hay duda de que los traductores están convencidos de lo que han puesto.
Sin embargo, muchos señalan que allí no menciona de ninguna manera a los homosexuales. Y claro, ocurre en este tipo de disputas sobre traducciones -sobre todo cuando toman estado popular-, que se relacionan más con ideologías que con los textos en sí mismos, así que la verdad es que nunca me había interesado demasiado en cotejar el texto griego en este específico punto. La voz de alarma me saltó, sin embargo, con el texto latino: ni la Vulgata antigua ni la nueva encontraron ningún concepto latino que describiera con exactitud el término griego, y lo que hicieron (es decir, lo que hizo San Jerónimo y repitió 15 siglos después el revisor actual) fue volcar ultraliteralmente la palabreja griega; tan literalmente, que termina no diciendo nada, que es el mejor modo de evitar los conflictos.
Para lo que Biblia de Jerusalén traduce como "homosexuales", el griego utiliza arsenokóites o arrenokóites (una forma más antigua y mejor formada de la misma palabra). Esta palabra es en griego un compuesto no estable de dos palabras (arren y koites).
El griego es, como el alemán, un idioma aglutinante, es decir: muy dado a formar provisoriamente nuevas palabras uniendo dos o más conceptos (como en castellano el recién descubierto por la RAE, "amigovio"). Digamos que encontramos esas palabras en el diccionario cuando la frecuencia de uso justifica hacerles una entrada, normalmente hay que buscar cada concepto por separado y arreglarse para imaginar lo que el autor está diciendo.
Es difícil poner contexto a esas aglutinaciones, porque a veces la unión es ocasional, no demasiado utilizada. por ejemplo. Arsenokóites sólo aparece dos veces en todo el NT: aquí y en 1Corintios 6. Tratándose en los dos casos de listas de pecados, no se pueden tratar como fuentes independientes, sino que hay que suponer que una se inspiró en la otra, es decir, en este caso 1Timoteo en 1Corintios (que es anterior cronológicamente). Desde el punto de vista del estudio de fuentes, las dos cuentas más bien como una sola.
El contexto es muy débil, como podrán imaginar: no es una frase organizada donde arsenokóites cumple una función clara y específica, sino una lista donde lo que tienen en común las palabras es que enumeran "cosas malas", o más bien, "personas que hacen cosas malas".
"Arsen" (o arren) es una de las palabras que tiene el idioma griego para decir el varón, pero en el específico sentido sexual del término, el "macho". Pero ojo, no el macho de cualquier especie animal, sino el macho humano. No sé si alguna vez habrá sido un vulgarismo (como algunos usos de "macho" en castellano), ya que se dispone de escasísimas fuentes para saber cuáles eran los vulgarismos en época del Nuevo Testamento, pero me da toda la impresión de que arrén cumple acabadamente con ese sentido más vulgar de la palabra "macho".
"Kóites", de donde probablemente derive "coitus" en latín -que es de donde viene "coito" en castellano- es el sustantivo agente derivado del verbo koiteo, ir al lecho, especialmente al lecho conyugal; es decir que koités sería "el que se acuesta", en el sentido de "el que tiene relaciones sexuales".
Así que "arsenokóites" vendría a ser "el que se acuesta con un macho" o "el macho que se acuesta", según si tomamos arren como sujeto o como objeto de la acción.
San Jerónimo entendió "masculorum concubitoribus", o sea: "para los que concubinan de machos". Lamentablemente, al tratarse de un plural (y al ser una lista de pecados, es decir -de nuevo- de contexto débil), no podemos saber si ese "de machos" del que habla Jerónimo es "entre machos" (es decir que se acuestan entre ellos) o si lo que dice es que es el acostarse propio de los machos (pero no necesariamente entre ellos). El genitivo plural podría tener aquí cualquiera de los dos sentidos. Si lo entendemos como genitivo de reciprocidad, habría que traducir: "para los que se acuestan entre varones" (es decir: homosexuales), mientras que si lo entendemos como simple genitivo de pertenencia, sería "para los que se acuestan como machos" (es decir: de la clase de acciones que hacen los machos).
Como señalaba, la ambigüedad del texto latino (y otros aspectos que iré mencionando) me han hecho caer en la cuenta de que la versión que parece tan obvia de Biblia de Jerusalén, "para los homosexuales", supone toda una serie de trasposiciones mentales sobre la cuestión sexual que no surge en absoluto del texto mismo, y sí de una consideración sexista (y sesgada) de la sexualidad del varón.
Otras traducciones se mojan mucho menos, y traducen genericamente "para los sodomitas", lo que deja en el aire el asunto, porque depende de lo que entendamos que fue el pecado de Sodoma. Claro que para muchos es clarísimo que el pecado de Sodoma fue la homosexualidad; sin embargo la exégesis es unánime en que de lo que se habla en el pasaje de Sodoma (Génesis 13) -el pecado de Sodoma- era de brutalidad y lascivia, no específicamente homo ni héterosexual.
Una salida elegante la tiene Nácar-Colunga, que traduce las dos palabras más próximas como una pareja y deja en el aire las implicancias sexuales: "para los prostituidos y sodomitas", lo que da a entender que el primero (pornois) sería algo así como pasivo y el segundo (arsenokóites) algo así como activo. Claro que para eso hay que suponer que pornois se refiere a los varones que ejercían la prostitución, que -aunque alguna vez aparece con ese sentido- no es el sentido más habitual.
Esta vez debo reconocer que la que mejor lo logró (seguramente de casualidad) fue la traducción compatriota mía, la del Libro del Pueblo de Dios, que pone "para los impúdicos y pervertidos", lo que da un sentido genérico, que vale para todos los seres humanos de cualquier "orientación sexual" y época y no para una clase especial de malvados, y a la vez se mantiene en el registro sexual de la palabra, es decir que logra ser sexual sin ser sexista.
Todo el problema, si me siguieron hasta aquí, sigue siendo si la palabra "arsen", macho, identifica al objeto de la acción sexual o a quien la realiza. Si identifica al objeto, no hay duda de que la perversión de la que habla es algo específicamente homosexual, y justifica Biblia de Jerusalén y toda la lectura popular de este texto; mientras que si "arsen" identifica al sujeto que tiene relaciones sexuales, no se refiere específicamente a la clase de relaciones que sean, aunque no queda muy en claro en qué consistiría la perversión de la que habla.
¿"Tener relaciones sexuales como hacen los machos"? bueno, pero eso no es ninguna perversión, es lo normal, ¿por qué incluirlo en la serie de "parricidas, matricidas" y asesinos en general?
Para refinar esto, viene en ayuda la lista de 1Cor 6. Nos dice allí san Pablo:
«¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No erréis, que ni los pornoi, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los malakoi, ni los arsenokoitoi, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maledicentes, ni los rapaces heredarán el reino de Dios.»
Como puede verse, no habla sólo de pecados sexuales, sino de pecados en general (robar, matar, emborracharse, hablar mal de los demás) que tienen todos en común algo: violentan a alguien.
Comienza con el genérico "pornoi", los que hacen cerdadas, en especial sexuales; es una palabra genérica, que no identifica ninguna perversión en particular, sino más bien un modo de tomarse el sexo: como cosa sucia. Incluso podría no tener sentido sexual, aunque a menudo lo tiene. Alguna que otra vez se utiliza en el sentido de "cometer adulterio", pero como en este texto está el específico para eso (maijoi: los adúlteros); "pornoi" podría traducirse también genéricamente como "los que fornican", o "los fornicarios".
Luego Biblia de Jerusalén traduce "malakoi" como "afeminados", lo que es llevar el sexismo al extremo, porque la palabra significa sencillamente los "blandengues", los "tibios", "pusilánimes", etc, y no tiene una connotación necesariamente sexual; no hay ningún motivo para entender que en este listado (que no es específicamente sexual) malakoi quiera decir "afeminados", eso es predisponer al lector a entender que San Pablo:
1-parte de una representación inferiorizada del sexo femenino
2-considera un pecado esa condición
A lo mejor tienen razón los que dicen que San Pablo utiliza una representación sexista del sexo femenino, propia de su entorno cultural, etc... pero lo cierto es que eso no está en este párrafo, sino que se lo han agregado las hermenéuticas sexistas que no tienen que ver con Pablo (sino quizás con nosotros).
"Malakoi" puede referirse a los muchachitos que estaban al servicio sexual de "vejetes lascivos", cosa que parece que era común en las costumbres sexuales del inicio de nuestra era, heredadas del helenismo, o podría entenderse en un sentido genérico de debilidad o blandura (no poner fuerza en defender la verdad, arredrarse frente al mal, etc.). En cualquiera de los dos casos, resulta sexista referirlo sólo a la homosexualidad, cuando esas actitudes y pecados, entendidas sexualmente o no, pueden existir en todos.
Notemos entonces que en esta cita de 1Cor 6 hay un pecado directamente dirigido contra Dios: idolatría, y los demás hablan de alguna forma de avasallamiento, sexual o no, del prójimo: porneia (fornicación), adulterio, robo, avaricia, maledicencia, usar de la propia "blandura" para beneficio propio o placer (si lo entendemos en sentido sexual), o pusilanimidad (si no lo entendemos en sentido sexual)...
¿Qué dice entonces "arsenokóitoi" en esta lista?
Si lo entendemos de manera "activa", como actitud sexual de los machos, y no como una práctica sexual específica, creo que el concepto es, en realidad, clarísimo. Es la actitud -que tanto se alaba no sólo hoy día sino también en época de Pablo- del que realiza el sexo como un número para sumar a una estadística de (supuesta) masculinidad, que no es sino un avasallamiento de la pareja sexual, y en definitiva una mancha en la referencia sacra de la sexualidad a su Creador. El arsenokóites, el que se acuesta "a lo macho", es, en definitiva, el lascivo, el que desprecia la dimensión más profunda, unitiva y santa, de la sexualidad.
Y de esos los hay, y las hay -para no ser sexista-, heteros y homosexuales.
Resumiendo, ¿hablan estos dos textos de la homosexualidad? No en sí misma, la incluyen en tanto hablan de una actitud hacia la sexualidad, de una forma de entender y de vivir el sexo, que se puede dar en cualquier ser humano, de cualquier "género" y "orientación". De todos modos, lo que resulta sexista no es que las traducciones adscriban estas listas a los homosexuales, que a lo mejor representan el 5% de la población destinataria del texto, sino que al especializar estos términos de manera lingüísticamente incorrecta en ese 5%, dejan de decir lo que sí dicen, y que incluye al 95% restante. Así que yo puedo darme permiso para ser lascivo, puesto que no estoy en ninguna lista, pero si soy lascivo homosexual, san Pablo me condena dos veces: en Corintios y en Timoteo.
Este artículo tiene su origen en una discusión de foro, aunque ha sido revisado para su publicación independiente.
¿No corrobora el texto de Romanos 1:26-32 la cualidad de el pecado homosexual y apoya la connotación de los textos de 1Corintios y 1 Timoteo? O también hay imprecisiones linguísticas en este texto. No tengo conocimientos de griego o latín. Gracias pos la respuesta.
El texto de Romanos es el único del Nuevo Testamento que habla efectivamente de la inversión sexual, y merece una exégesis detallada y tranquila, no para licuarlo sino para penetrar en toda su verdad, y no quedarse con la cáscara.
Pero de ninguna manera ese texto "corrobora" estos. Aquí hay un problema de lenguaje, una cuestión terminológica que no puede ser pasada por alto. Eso es independiente de si "además" en otras parte del NT o del resto de la Biblia se habla o no de la homosexualidad.
Una de las cosas que más me preocupan de estas exégesis ideológicas que creen descubrir enseguida que la Biblia hablaba de los homosexuales, de los adúlteros, de los ladrones, de los hipócritas, de los... de los... de los... es que, casualmente, en ese "los" nuenca estoy yo y los míos. Romanos 1 juzga a todos por igual, tanto individual como colectivamente, se dirige a un hombre que hace del ídolo un dios, y por tanto invierte la voluntad de Dios en una voluntad conforme a la suya propia (vv 22-23).
Entiendo que hilar tan fino no me exime a mi de nada, pero tampoco a nadie. La condición homosexual no es en si ningún pecado, como no lo es el cojo, el ciego o el manco, pero ni el cojo, ni el ciego ni el manco, ni tu ni yo, estamos libres de pecado, que es la transgresión de la ley, de manera que nadie, ni los homosexuales están libres de pecado. Vd. sabe muy bien.."QUE DIOS NO HA DADO A NADIE PERMISO PARA PECAR".
Gracias, por sus disquisiciones interesantes, pero que al fin y a la postre ¿Qué han aclarado?.....La Paz de Cristo Resucitado.
Aclara mucho. Por lo pronto, a no sacar de los textos algo que los textos no dicen, o no dicen de manera absolutamente clara y precisa. Todos sabemos que textos como estos se usan (y mucho) para arrojarlos sobre las cabezas de aquellos que "no son como nosotros", por lo que el artículo ayuda a que tengamos cuidado y nos lo pensemos muy mucho antes de utilizar cualquier texto de la Biblia como arma arrojadiza.
Un abrazo.
Completamente de acuerdo Jorge. Yo que soy muy ignorante puedo caer en ésto con una facilidad pasmosa. Mil gracias por las aclaraciones.
Hola! Tal vez sea ya tarde para comentar este post, pero me tranquiliza saber que no soy herético al pensar que las traducciones de San Pablo fueron, de alguna forma, imprecisas. Claro que la actividad puramente sexual y desenfrenada es pecado, pero tanto la homosexualidad como la heterosexual. Y sin embargo, hay sentimientos homosexuales bastante más puros que algunos heterosexuales. Sentimientos que hacen buscar el bien de la otra persona, sentimientos que, al final, están más en consonancia con la Ley de Cristo que con las disposiciones terrenales de los hombres.
Gracias al autor o autora de esta entrada, por indagar, informarse y procurar un cristianismo más fiel a las bases.
Saludos.
No, no es tarde para comentar el post. Muchas gracias.
Con todo respeto lo digo: este tipo de exegesis es sospechosamente complaciente con las corrientes ideológicas del momento actual y no le ayudan a las personas que padecen de homosexualidad, a luchar contra ella, para conformarse al plan de Dios.
No debemos rebajar las exigencias de la Palabra de Dios, sino presentarlas en toda su fiel claridad. Con Dios todo lo podemos: no hay vicio ni mala inclinación que no se pueda superar ...si de verdad queremos luchar contra ella y nos aferramos fuertemente a la mano del Señor.
Guillermo, lo tratado en este escrito es una cuestión filológica. Si para "ayudar" a quien sea es bueno traducir mal, no estamos lejos de que el fin justifique los medios.
¿Todo esto para justificar el pecado de homosexualidad?. Véase Romanos 1:27.
Me parece que no entendió nada del artículo....
Me pareció muy bien y encantado de saber mas de lo que no sabia