Una docente de Buenos Aires me pidió por mail que le enviara información acerca de si Pokemon Go es un juego demoníaco o no, ya que algunos padres se lo han planteado, preocupados por esa cuestión.
Pokemon se suma así a la larga serie de productos culturales sospechados en las últimas décadas: rock demoníaco, lecturas demoníacas, cine demoníaco, ¡si hasta la canción de hace pocos veranos, "Aserejé", fue tachada de demoníaca!
Debo decir antes que nada que estoy completamente fuera del paradigma que supone plantearse si un producto cultural es demoníaco o no lo es. No se trata de que yo defienda que Pokemon Go no es demoníaco, sino que me parece absurda la pretensión de suponer que un producto cultural cualquiera lo sea, salvo en un sentido metafórico o espiritual profundo, como uno puede decir que las drogas o la pornografía son demoníacas, no en el sentido en que están poseídas por ninguna entidad del mal ni producidas por ella, sino en el sentido en que son actividades que aislan al hombre en sí mismo, lo alejan de los suyos -en el caso de las drogas-, o suponen la corrupción y el uso de otras personas para mi disfrute -caso del porno-: tanto el aislar como el utilizar a otros son realidades contrarias al modo de ser de Dios, y prueban su demonicidad en ello.
Por supuesto, esas dos actividades son demoníacas, si al mismo tiempo lo es explotar al trabajador, cerrarle la puerta en la cara al refugiado, mirar para otro lado ante la violencia en las relaciones sociales y familiares, y mucho más... todo aquello donde no haya amor ni se encamine hacia el amor, eso es del Demonio, sin ninguna duda.
Pero si me preguntan si Pokemon Go es un juego que tiene su causa en el Demonio, debo decir que no sé ni de qué me están hablando...
¿Actúa Dios de manera directa en el mundo? No, no lo hace: el mundo se lo dio al hombre, este mundo es hechura nuestra. Dios mismo se retiró de su actuación directa en el mundo. Incluso la exégesis bíblica reconoce sin problemas que lo que la Biblia dice acerca de las manifestaciones directas de Dios en la antigüedad son maneras de expresarse propias de la(s) cultura(s) en la(s) que se desarrolló la Biblia. Para un cristiano Dios actúa de una única manera: la encarnación. Dios se hace hombre e incide en el mundo como hombre, vuelve a abrir una nueva historia, un nuevo camino que podemos recorrer, a cambio del fallido camino de Adán al que pertenecemos por naturaleza.
"La mujer que tú me diste por compañera me dio del fruto y comí"... esa es una frase "a lo Adán", esa es una frase que reparte a los demás culpas y males (tú y ella, no yo). En esa misma medida es una frase demoníaca, porque ¿qué es lo demoníaco sino aquello que se erige en dueño, control, destino, de los demás, e incluso de sí mismo?
El camino de Cristo, por el contrario, implica siempre estimar en los demas lo bueno, aunque sea lo poco bueno que se vea, compartir con los demás todo aquello que tengo para dar, así como también lo que los demás tienen para dar, que a lo mejor no es mucho, pero se multiplicará si acepto ser convidado.
Es cristiano convidar a un banquete, pero también lo es aceptar ser invitado. Es cristiano jugar y divertirse, porque eso me hace uno con otros, me mete en la pura gratuidad, que es la economía del Reino de los Cielos.
Entonces yo diría que un juego, una canción, una película, es difícil que por sí mismas sean demoníacas, porque de entre las cosas gratuitas y que nos enseñan la gratuidad, nada hay de tanto valor como el tiempo compartido con amigos escuchando o cantando canciones, y jugando juegos. Lo único más gratuito que todo ello es comer juntos, por eso Dios eligió hacerse comida en vez de rayuela. Por lo demás, donde hay gratuidad, allí está Dios, y allí no tolera un segundo estar el Demonio.
-Pero no hay mensajes satánicos en algunas canciones del rock duro..?
Quizás los haya, pero eso no significa que esas canciones (y mucho menos el rock) sean satánicos, eso sólo indica que algún imbécil se creyó lo suficientemente vivo como para sobrar a los demás haciéndose el "manipulado por el demonio", como Adán cuando le echa la culpa a Dios de haberle puesto al lado la mujer.
¡Claro que hay gente que quiere manipularnos! pero eso no hace satánicos sus productos, sólo hace despreciables a sus autores.
Pokemon Go es un lindo juego. Yo no he jugado personalmente, pero he visto algunos amigos de mis hijos, y a mis hijos, jugar. Está bien hecho, es divertido, es original y creativo. "Pierden el tiempo" con ello, ¡vaya si lo pierden! Pues bien, para eso está el tiempo, para gastarlo en compartir con los demás.
-Es muy adictivo.
Es cierto, porque está muy bien hecho. Lo mejor es enseñarle a los hijos a ponerse límites en las cosas, y ayudarlos a que no desarrollen una personalidad adictiva. Lo mejor es enseñarles de pequeño a que hablen en la mesa, a que cuenten lo que juegan o estudian, contar también lo que uno juega o estudia, lo que le entristece, lo que le alegra. Contárselo a ellos. Entonces no se engancharán a juegos como tablas de salvación, sino que jugarán con los juegos, como debe hacerse.
Lo mejor es apagar la tele cuando se come, que es el momento más importante de la educación de un chico. Si le prohibes el pókemon por demoníaco, pero luego estás enganchado/a a la tele en la hora de la comida (o peor: no hay en casa ninguna hora de la comida para todos juntos), ¿en qué quedamos? ¿qué era lo demoníaco?
Lo demoníaco no son cuatro mensajes idiotas que pueden rebatirse con otros mensajes, lo demoníaco es aislar, encerrar, enseñar a tenerle miedo al mundo y a los demás, enseñarle al hijo que los demás están ahí al acecho ante todo para hacerles daño, y luego veremos si hay algo bueno por allí. Eso sí es demoníaco.
-Enseña antivalores y los "poderes" de los pokemon están ligados a los poderes del Mundo Oscuro.
Sí, yo también vi parte del video del pastor norteamiricano que digita las conciencias de los suyos enseñandoles a ver Demonio en todos lados.
La nuestra es una época "sin valores", en el sentido en que un mundo de valores se ha resquebrajado, y aun no ha salido ninguno nuevo. Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos tendrán que crear una sociedad con nuevos valores, basados en los valores perennes de la solidaridad, la justicia, el compartir, el pacificar, el perdonar... pero de momento estamos en una sociedad rabiosa, llena de violencias absurdas y de insatisfacción contenida. Es difícil que una música o un juego expresen lo que no somos. La música, el cine, el teatro, el juego, expresan lo que somos, y somos eso: en este momento no somos ese ser humano maravilloso de los manuales de antropología...
Eso no es demoníaco, la falta de valores profundos, el miedo, la insolidaridad, son la simple realidad que nosotros mismos somos y que nos rodea. Jugando con ello los aprendemos a conjurar, y tal vez, Dios lo permita, en un día próximo -no será hoy ni mañana, pero tal vez en cincuenta o cien años- haya hombres que vuelvan a creer en los demás, en sí mismos, en que Dios nos dio esta tierra para que aprendamos a amar y compartir, para ejercitarnos en la eternidad de amor a la que él nos destina.
-¿Entonces tengo que dejar que mis hijos jueguen a lo que quieran para no estar desintegrados, porque eso es lo que "se lleva"?
No, cada uno es responsable de sacar adelante esas pequeñas existencias que son nuestros hijos abriéndoles un espacio de libertad, protegidos, apoyados y promovidos por nosotros. Pero promover, apoyar y proteger no significan diseñarles un mundo a la medida del que nosotros conocemos, así no nos dan sorpresas, y enseñarles a temer todo lo que nosotros desconocemos. Esa es la peor enseñanza que le podemos dar.
Nosotros tenemos hijos, pero también somos hijos. Hijos de Dios: Dios no nos encierra en una cápsula para que "salgamos rectos", sino que nos deja meternos en el ruedo, y nos protege y cuida, nos espera cuando nos vamos, y se alegra y festeja cuando volvemos. Aprendamos a ser padres del único que es Padre de verdad, y no de supuestos pastores que lo que quieren es meternos miedo, angustia y desazón para que reneguemos de este mundo -que el propio Dios nos regaló- como han renegado ellos.