La expresión es de origen bíblico, pero no se encuentra literalmente en la Biblia. Así como está redactada, proviene de un canto del Viernes Santo, que se suele usar en el momento de la adoración de la Cruz, y evoca un poema del profeta Isaías que dice:
Así dice el Excelso y Sublime, el que mora por siempre y cuyo nombre es Santo:
"En lo excelso y sagrado yo moro,
y estoy también con el humillado y abatido de espíritu,
para avivar el espíritu de los abatidos,
para avivar el ánimo de los humillados.
Pues no disputaré por siempre
ni estaré eternamente enojado,
pues entonces el espíritu ante mí desmayaría
y las almas que yo he creado.
Por culpa de su codicia me enojé y le herí, ocultándome en mi enojo.
Pero el rebelde seguía su capricho. Sus caminos vi.
Yo le curaré y le guiaré, y le daré ánimos a él y a los que con él lloraban,
poniendo alabanza en los labios:
¡Paz, paz al de lejos y al de cerca!
- dice Yahveh -. Yo le curaré."
Este poema se encuentra en Isaías 57,15-19. Lo que hace el hermoso himno de Viernes Santo es "refrescarle la memoria" a Dios: recordarle uno a uno los méritos de la muerte de su Hijo y pedirle que, precisamente en nombre de esos méritos, cumpla su promesa de no estar ya enojado con el ser humano:
PERDONA A TU PUEBLO SEÑOR
PERDONA A TU PUEBLO
PERDONALE SEÑOR
No estes eternamente enojado
No estes eternamente enojado
Perdonale Señor
Por tus profundas llagas crueles
Por tus salivas y por tus hieles
Perdonale Señor
Por tus heridas de pies y manos
Por los azotes tan inhumanos
Perdonale Señor
Por los tres clavos que te clavaron
Por las espinas que te punzaron
Perdonale Señor
Por las tres horas de agonia
En que por madre diste a María
Perdonale Señor
Por la abertura de tu costado
No estes eternamente enojado
Perdonale Señor
Me parece un canto desafortunado, pues muestra una imagen de Dios antropológica, que nada tiene que ver con el Dios Amor y Misericordia que nos muestra Jesús en los evangelios.
La letra del canto tendría que cambiarse, es un insulto a Dios, y a lo que Dios es.