Así formulada, la pregunta no tiene mucha respuesta, porque en tanto uno se pregunta cuál elemento, de un conjunto, tiene más importancia, da por supuesto que son cosas diversas, que pueden separarse... y de las tres, la única que puede separarse es el rosario, que por muy venerable que pudiera ser, no es oración litúrgica.
Las otras dos, Misa y Liturgia de las Horas, son verdaderamente inseparables: no son distintas liturgias, sino la misma liturgia (servicio) a Dios, que la Iglesia ofrece a cada minuto del día. Es la Iglesia, el Cuerpo Místico, quien ofrece su servicio a Dios, presidido por la cabeza, es decir, el propio Jesús, y con la voz del Espíritu: no soy yo quien reza la liturgia sino la Iglesia, ya se trate de la Misa o del Breviario.
Ahora bien, de esa liturgia que santifica el día y la noche, y de donde sale el sol hasta su ocaso, la realidad primordial, la fuente que da sentido a todo es la Eucaristía, sin ningún género de dudas. Si hubiéramos de oponer la Misa a la Liturgia de las Horas, creo que no cabe duda que la Misa es la más importante de las dos. Pero nuevamente lo digo: no hay tal oposición, sino que de la riqueza de la Eucaristía brota la Liturgia de las Horas, como del costado de Jesús la sangre y el agua que riegan el jardín de la Iglesia, el nuevo Edén.
Una Liturgia de las Horas hecha en oposición a la Misa, como una especie de "servicio paralelo" a Dios, al margen del servicio eucarístico, no es ya una liturgia, y por lo tanto pierde todo su valor.
El caso del rosario es distinto porque, como ya señalé, por muy venerable que pudiera ser, no deja de ser un acto particular del creyente, y mucho más teniendo en cuenta que por una inusitada deformación en la piedad habitual del pueblo cristiano, el rosario se ha convertido en la práctica en una oración a la Virgen, cuando de ninguna manera es ése su sentido, sino una oración desde la piedad de la Virgen, dirigida a su receptor natural, Jesús.
Concretando: si tienes tiempo, es bueno rezar la Liturgia de las Horas y participar de la Eucaristía cada día, pero la vida laica está llena de vicisitudes y compromisos, así que no es bueno tampoco convertir en obligación lo que no lo es.
magnifico, al pan, pan para evitar las torceduras y piruetas que nos hacemos con las mal llamadas obligaciones y en especial, porque el comentario pone las prioridades en su perspectiva adecuada. slds
gracias por haberme sacado de tanto enredo que yo traia sobre mis prioridades y que por querer orar mejor estaba orando mal.