«Hace poco estuve celebrando Litirgia de las Horas en comunidad y me surgió una duda al momento de recitar el Cántico Evangélico:
Cuando se están recitando los salmos y la antífona coincide con el inicio de la primera estrofa, la liturgia señala con una pequeña cruz el lugar en el que debo de comenzar la estrofa, y por supuesto lo que se ha de omitir.
He notado que en el salmo invitatorio se señala, pero,y en esto consiste mi duda, en el Cántico Evangélico no se señala.
En la celebración en la que hago mención más arriba, un hermano de comunidad insistía de que en el Cántico «no se omite la parte inicial», así coincida con la antífona. Es eso cierto.
Saludos desde Venezuela y que Dios y María los acompañen.»
Mi opinión es que no debería omitirse, la solemnidad del Cántico Evangélico creo que exige su recitación entera.
Ahora bien, dicho esto en general y teóricamente, no he encontrado ni un solo caso en que la antífona del CE repita completamente su inicio. Las más parecidas son: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo.» y «Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación.», y ninguna de las dos justificaría descabezar el cántico, ya que no repiten el inicio, sino que lo eviocan, resumiendo la primera estrofa.
Por supuesto, si se me ha pasado algún caso, y realmente hay una repetición del inicio de alguno de los cánticos en la antífona, le pido que me haga saber en qué días ocurre.