oma (Veritas) l padre Jesús María Lecea Saínz, antes de ser nombrado el año pasado Superior General de la Orden de las Escuelas Pías, desempeñó, simultáneamente durante cuatro años, los cargos de presidente de la CONFER y presidente de la UCESM (Unión de las Conferencias de Superiores Mayores de Europa).
Participa en el segundo Encuentro Mundial de Vida Consagrada que se está celebrando en Roma del 23 al 27 de noviembre bajo el lema: "Pasión por Cristo, Pasión por la Humanidad".
-¿Cuáles son los retos de la Vida Consagrada?
Jesús Mª Lecea: El gran reto es el de la misión misma de la Vida Consagrada. Cómo evangelizar hoy desde la Vida Consagrada. Y esto desde dos puntos de vista.
Uno hacia dentro, que sería cómo organizarse de cara a esta misión dentro de las dificultades de la vida religiosa, que en concreto en España está condicionada por la disminución de los religiosos.
Y otro hacia fuera que es el diálogo con es mundo moderno, las otras religiones, y el diálogo con el mundo laico fuera de la Iglesia.
-Dentro de ese diálogo, ¿cómo se entiende el trabajo con el laico bautizado?
Jesús Mª Lecea: La colaboración inmediata entre el fiel laico y el religioso es un signo de los tiempos. La vida religiosa percibe con fuerza, llevada por una necesidad de número, que hay que entrar en una colaboración con las distintas vocaciones que existen en la Iglesia, así también con los laicos.
Debemos trabajar junto a los laicos y ellos están invitados, y a veces lo piden, a trabajar en las propias obras de los religiosos con una espiritualidad muy cercana a ellos.
No se trata de crear una figura a medio camino entre el laico y el religioso. El laico debe mantener su identidad laical y el religioso su identidad religiosa.
Falta de vocaciones
Jesús Mª Lecea: Quizá una de las causas es que la sociedad está llena de ruidos y la llamada del Señor se escucha en el silencio, porque es un susurro. Pero tampoco es todo una cuestión de "sordera" de las generaciones jóvenes.
Hay dificultades como todas las generaciones quizá la falta de referencias a los valores cristianos en la sociedad. Otras causa es la escasa natalidad que lleva a que en la familia se vuelva reacia en esta entrega de los hijos.
Pero una causa muy importante puede ser la falta de identidad misma de la vida religiosa. Quizá esa riqueza que tiene la vida religiosa, que es la evangélica no se está presentando bien de la forma adecuada y con garra de atracción.
Si, por la causa que sea, la vida religiosa decae en los elementos que son irrenunciables sin duda alguna va a tener menos fuerza de atracción que si viviera con pleno fervor y entusiasmo esos valores fundamentales de su naturaleza, de su identidad.
-¿Puede definir la identidad de la vida religiosa?
Jesús Mª Lecea: El religioso asume una forma de vida diferenciada, con una comunidad y con una vida de comunidad, que supone un elemento constitutivo de su identidad. La forma de vida del religioso asume una ruptura con el mundo, y asume, por tanto, ser instancia crítica para este mundo con el cual él rompe no introduciéndose en la secularidad.
El religioso rompe con la vida del mundo al optar por los tres votos. Rompe con un poseer gracias a su voto de pobreza. Rompe eligiendo el celibato, la virginidad, como expresión del Reino de los Cielos futuro. Y por último opta por una libertad en la obediencia en función a la misión.
-En la conferencia de monseñor Fran Rodé, prefecto de la Congregación para los institutos de Vida Consagrada, habló de unas exigencias que exponen la Iglesia y la Humanidad al religioso, entre ellas apuntó que debía reforzar el sentido eclesial, ¿cómo se puede concretar esto?
Jesús Mª Lecea: Es el momento de pasar a la práctica, y una práctica habitual, el concepto "comunión" muy asumida en el contexto teológico y eclesiástico.
Hablamos de una "espiritualidad de comunión" y de una "Iglesia de comunión", es una motivación, que nace desde dentro, que lleva a estar en comunión con el resto de la Iglesia: los distintos ministerios eclesiales, los ordenados, la jerarquía y con otras vocaciones, movimientos y el laicado.
Debemos ser fermento de comunión dentro de la Iglesia. Que en el fondo es llevar hacia delante la idea conciliar de que todos estamos dentro de una comunión universal a la santidad para llevar adelante la única misión que Jesús encomendó a la Iglesia.
-Otro de los aspectos que se ha tocado durante el congreso es el de la formación permanente de los religiosos, ¿es un tema nuevo?
Jesús Mª Lecea: Desde hace años ya está circulando entre los religiosos la idea de formación permanente y ya existe una realidad que está funcionando. El mismo envejecimiento de los religiosos ha provocado el sentir de esta necesidad de formación continua. Es un tema que aún no está del todo resuelto, pero hay una gran sensibilidad en ello. Debe responder a las distintas etapas de la vida.
Es importante una formación inicial, pero, el mejor resultado o fruto de ella, es que el, que acaba esa formación inicial, entronque con la formación permanente y que salga convencido de que necesita es resto de su vida ir formándose.
-¿Qué opina de la televisión dentro de la comunidad religiosa?
Jesús Mª Lecea: Es un instrumento y se debe utilizar bien. Quizá, hasta ahora, se ha podido utilizar mal y ha sido, en muchas comunidades religiosas, algo que ha bloqueado una comunicación sencilla, espontánea, la conversación entre los miembros, igual que sucede en las familias.
Si hacemos de la televisión algo que se convierte en necesidad, y a la cual me someto, realmente rompe la comunidad, o, al menos, bloquea el desarrollo de la comunidad en las relaciones personales. Convierte la convivencia en algo muy frío en momentos que, precisamente, debían ser más cordiales.
Es un tema que se tiene en cuenta tanto para los nuevos candidatos para la vida religiosa como a los que ya llevamos más tiempo. Es un instrumento y se debe saber utilizar de forma crítica, pero lo mismo se puede aplicar al internet o a otras técnicas actuales de comunicación.