álaga, 16/12/04 (Veritas) El obispo de Málaga, monseñor Antonio Dorado, ha dedicado una carta pastoral a la Virgen en la que afirma que "sería contradictorio festejar a la Virgen María por su Concepción Inmaculada y hacerlo con grandes manifestaciones externas, pero desde la mediocridad evangélica".
"Por eso insisto en alentar la santidad. Y pienso que el deseo de santidad es el principal problema que tenemos los cristianos", añade.
En esta carta pastoral la Virgen es propuesta como modelo de virtudes que el cristiano debe imitar en su vida, y destaca el papel que las Hermandades marianas tienen a este respecto.
El prelado valora estas manifestaciones de la piedad popular y afirma que "cuando algunos, desde actitudes agnósticas y frecuentemente hostiles a la fe y a la Iglesia, pretenden convertir el Catolicismo Popular en simple cultura, los creyentes tenemos que descubrir el alma de estas manifestaciones religiosas".
Monseñor Antonio Dorado cree que el amor auténtico a la Virgen lleva a imitarla y afirma que los símbolos externos (llevarle flores, ponerle coronas, bordarle ricos mantos) "son necesarios porque somos cuerpo y alma, pero su veracidad se pone de manifiesto en la medida que llevan al creyente a convertirse y a profundizar en las virtudes teologales, siguiendo el ejemplo de vida que nos ha marcado Jesucristo".
El obispo de Málaga sostiene que "sin un conocimiento actualizado y sólido de la figura de la Virgen y de su papel en la obra de la redención y en la misión de la Iglesia, nuestro culto puede perder autenticidad y hondura".